DEMANDA POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN CHILE ESTA VIGENTE.
Miles de manifestaciones han inundado la escena nacional, dichos desencuentros se hacen presentes en la calle, por un lado los que nos manifestamos al sistema y por otro la violencia y represión que viene del Estado, sin duda tanto tiempo sosteniendo esta dinámica el estado de las cosas lejos de calmarse se enciende más, como lo ocurrido en la capital, no autorizar marchar, amenazar con desalojo de los estudiantes que retomaron las tomas, no hacen otro cosa de contribuir con elementos inflamables con la cual la revolución social se nutre.
Uno entiende que no resulta cuerdo criminalizar la protesta social, ni menos enviar al patíbulo a sus dirigentes o confinarnos en las cárceles, nos debe llamar la atención en el respeto que el Estado le debe a las personas y en especial a los menores de edad que son precisamente los que mantienen el movimiento secundario de manera vigoroso, por más que el gobierno adquiera nuevos elementos de represión como guanacos, motos, zorrillos, lanza balines, bombas lacrimógenas, buses, y más efectivos policiales, con esas medidas no soluciona el problema, al contrario, tampoco funciona la censura de los medios de comunicación de masas y la manipulación de la información en contra del movimiento estudiantil y social, más bien generan un ambiente enrarecido de dos fuerzas que se encuentran en el campo de batalla, "la calle", por cierto un choque desigual para los manifestantes.
Punto aparte son los montajes de la policía, este tipo de estrategia de lucha policial ha sido ya conocida en múltiples formas, desde ocultar asesinatos, inventar y provocar enfrentamientos , quemar buses para calentar aún más el ambiente y dar motivos más que suficientes para eliminar en lo posible a quienes protestan.
En Ovalle no podemos dejar de observar estos acontecimientos y hacer presente que las demandas se mantienen, como es desmunicipalizar la educación, pero sin privatizar, educación pública gratuita, laica y de calidad que el 95% de los chilenos y chilenas exige, mientras las leyes a implementar por el gobierno van en sentido contrario a las demandas que son en sí misma una provocación a los movimientos sociales y estudiantiles.
Uno entiende que no resulta cuerdo criminalizar la protesta social, ni menos enviar al patíbulo a sus dirigentes o confinarnos en las cárceles, nos debe llamar la atención en el respeto que el Estado le debe a las personas y en especial a los menores de edad que son precisamente los que mantienen el movimiento secundario de manera vigoroso, por más que el gobierno adquiera nuevos elementos de represión como guanacos, motos, zorrillos, lanza balines, bombas lacrimógenas, buses, y más efectivos policiales, con esas medidas no soluciona el problema, al contrario, tampoco funciona la censura de los medios de comunicación de masas y la manipulación de la información en contra del movimiento estudiantil y social, más bien generan un ambiente enrarecido de dos fuerzas que se encuentran en el campo de batalla, "la calle", por cierto un choque desigual para los manifestantes.
Punto aparte son los montajes de la policía, este tipo de estrategia de lucha policial ha sido ya conocida en múltiples formas, desde ocultar asesinatos, inventar y provocar enfrentamientos , quemar buses para calentar aún más el ambiente y dar motivos más que suficientes para eliminar en lo posible a quienes protestan.
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